viernes, 15 de abril de 2011

¿POR QUE HABLAR DE FATIGA LABORAL?

Al evaluar los riesgos de un puesto de trabajo,si se hace en un momento determinado, es decir, de forma estática, no aparecerá la fatiga como un riesgo más. La fatiga es un riesgo dinámico, surge en el proceso de trabajo y puede convertirse en un riesgo excesivamente peligroso, en función del riesgo previamente existente. La fatiga aumenta exponencialmente las probabilidades de los riesgos. Si el riesgo presente al materializarse tiene consecuencias graves, la fatiga lo convierte en un riesgo inminente, con lo que la fatiga, a su vez, se ha convertido en un riesgo
peligroso que hay que prevenir y evitar. Esta es la paradoja de la fatiga: puede ser un riesgo peligroso, pero como en un principio está ausente no se la tiene en cuenta en el proceso de trabajo y, en consecuencia, puede convertir la ejecución de las tareas en una tragedia. Lo que se pretende pues, es calcular el incremento que soporta el riesgo cuando el trabajador está fatigado.
La persona que trabaja es más o menos vulnerable a las consecuencias de la fatiga, debido a factores individuales o personales, como la edad, el género, estado previo de salud, etc., pero las limitaciones humanas son naturalmente “humanas” en su sentido general. Por otra parte, la fatiga laboral se comporta como riesgo profesional, ya que hay relación entre la intensidad de la exposición a fatiga (agentes de riesgo laboral que causan fatigabilidad) y el tiempo o la duración de esta exposición con la aparición de síntomas o efectos de fatiga laboral.

Las variaciones en estos efectos, se manifiestan de forma diferente según las características individuales de la persona, ya que cada cual lo vive y padece de forma diferente pero, en definitiva, se traduce en todos los casos en una forma de sufrimiento humano. Además, se observa con frecuencia que condiciones laborales fatigantes similares, causan lesiones muy semejantes a las personas expuestas, lo cual confirma su origen laboral, en las condiciones de trabajo.
Para que estos planteamientos se manifestaran con evidencia, se ha considerado que es mejor seleccionar puestos de trabajo donde las capacidades óptimas de la persona sean imprescindibles para la seguridad propia y de los demás. Cuando un puesto de trabajo exige unas adecuadas condiciones tanto psíquicas como físicas, los deterioros o los fallos de las mismas se notan más llamativamente. Además si las capacidades son imprescindibles para la seguridad o incluso para la vida, el efecto del riesgo resalta aún más. Por estos motivos se considera idóneo realizar el estudio sobre personas que realizan tareas de conducción.

EL MECANISMO DE LA FATIGA

Es posible que de una forma natural se entienda directamente qué significa el hecho de tener fatiga, y cómo la persona puede sentir ese cansancio. Cuando se habla del cansancio o fatiga causada por el trabajo, es aún más comprensible, pues se entiende que cualquier tipo de tarea
o esfuerzo ya sea físico o psíquico es susceptible de causar fatiga con sus diferentes características e intensidades. La fatiga afecta al organismo como un todo (en su aspecto físico y psíquico) y en grado diverso, pues interviene también la percepción personal y las características personales. Es un mecanismo regulador del organismo, “de adaptación”, pues es como una alarma o una indicación de la necesidad de descanso del organismo. Supone una progresiva debilitación de la capacidad de resistencia de la persona que esté sometida a un esfuerzo intenso o prolongado. El concepto de fatiga puede estar claro desde la propia experiencia de la persona, es ese estado en que siente que sus capacidades han mermado, y del “ya no puedo más”, junto a un conjunto de efectos sintomáticos en relación con la persona y el tipo de esfuerzo, pero que en sí misma sabe reconocer, al menos en un estado previo, de fatiga aguda. Mientras que la fatiga puramente muscular (como la que se puede experimentar debida a una actividad deportiva) es un sentimiento doloroso muscular junto con la pérdida de otras funciones (como la habilidad, fuerza y destreza), la fatiga en su sentido general se entiende como una disminución de la capacidad de trabajo de cualquier modo (a nivel intelectual o psíquico, de funciones de vigilancia, de esfuerzos posturales, de los movimientos, etc.).


Puede entenderse que existen básicamente dos tipos de
fatiga:

La fatiga fisiológica: la debida al esfuerzo, a la carga de trabajo, y que se recupera con el descanso.

■ La fatiga patológica: no es solo consecuencia del esfuerzo, ni se recupera con el descanso o el sueño. Y se debe a varias causas de origen laboral, psicológico y social.
Pero también se describen tres tipos más de fatiga:
■ La fatiga muscular (o fatiga motora): intervienen la postura, las cargas, los horarios (variaciones de fuerza según la hora,...),... etc. Es posible la medición de la causa con el efecto a través de mediciones del consumo de oxígeno de la persona, de la frecuencia cardíaca,
etc.
■ La fatiga neurosensorial (o fatiga perceptiva): que a su vez puede ser de tipo visual (por sobrecarga de la vista trabajando con miniaturización, reflejos, iluminación incorrecta,... etc.), auditiva (dependiente de la intensidad y la frecuencia del ruido, así como del tiempo y
duración de la exposición), y táctil (reduciéndose la capacidad de percibir o discriminar por el tacto), etc.
■ La fatiga mental (o fatiga psicológica): teniendo en cuenta que los aspectos psicológicos están presentes en todos los tipos de fatiga.

LA FATIGA VISUAL

De una forma más específica se trata de la fatiga ocular, mediante el llamado CVS (Computer Vision Syndrome). Las personas que trabajan con pantallas de visualización de datos tienen el riesgo de padecer efectos como: ojos fatigados, irritados, con sensibilidad a la luz, visión borrosa, dolor de cabeza, etc. Las causas son múltiples, y dependen de la distancia del monitor, la existencia de reflejos, el tipo y uso de lentes adecuadas, etc.
Es debido generalmente por la necesidad de enfocar la vista a diferentes distancias (el teclado, el monitor, el documento) y esto hace que la acomodación del ojo se esté esforzando continuamente al tener que modificar los diferentes enfoques. Lo mismo ocurre con los cambios de convergencia que se realizan al ver de lejos y luego de cerca, causando un trabajo continuo de los ojos. También intervienen otros factores como la calidad del monitor, la electricidad
estática que atrae el polvo de la habitación a los ojos, la mala disposición ergonómica del equipo, de los reflejos, y de las condiciones particulares de la persona. Por este motivo se realizan recomendaciones preventivas para la protección de la vista cuando se trabaja con pantallas de datos, como el uso de filtros de pantalla, la humedad ambiental, la adecuación ergonómica del puesto, y las recomendaciones de revisión o control visual periódico.

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