viernes, 15 de abril de 2011

FATIGA LABORAL FEMENINA

Las variantes demostradas parecen radicar en los aspectos de la fecundación. Los efectos de la fatiga sobre las disfunciones de la menstruación tienen como resultado una influencia sobre la fecundación. La fatiga laboral puede causar desde irregularidades en la periodicidad del ciclo, dismenorrea, oligomenorrea (menstruación escasa) hasta amenorrea (sin menstruación). Se consideran disfunciones reversibles o recuperables cuando se elimina el riesgo de fatiga, pero no se descarta la existencia de efectos con posterioridad.

FATIGA LABORAL Y EMBARAZO




El embarazo aporta una serie de cambios fisiológicos al organismo, que a pesar de no ser factores de riesgo, suponen para la trabajadora un diferente estado frente a la fatiga de origen laboral. Hay legislación de protección específica de la mujer trabajadora (Ley 31/1995 de Prevención de Riesgos Laborales, en su apartado de protección a la maternidad), y la prevención
de la fatiga laboral puede entenderse que se incluye en este aspecto. Los riesgos laborales deben analizarse en función de las modificaciones que surgen con el embarazo, y por otra parte, la adecuación de la persona supondrá diferentes medidas preventivas.




El sistema cardiocirculatorio de la embarazada tiene una sobrecarga funcional previa (por aumento del pulso, del volumen y el riego sanguíneo, de la presión venosa y del volumen minuto cardíaco), por lo tanto, si al corazón se le hace trabajar más aparte del embarazo hay una mayor
sobrecarga que puede hacerla desfallecer. Cuando realiza un esfuerzo cualquiera, la sangre se dirige hacia los órganos y lugares implicados en el trabajo, reduciendo la que se necesita para el útero. En caso de que esto se hiciera muy intenso puede acarrear complicaciones para el feto. La fatiga laboral por esfuerzo físico de la embarazada está relacionada con el aumento de riesgo de hipertensión arterial durante el embarazo, el nacimiento de niños/as de menor peso, con la reducción del peso de la placenta, y con problemas de salud del neonato como enfermedades cardiovasculares y del sistema nervioso central. El levantamiento de cargas, y las posturas forzadas excesivas es causa desde abortos hasta partos prematuros. Otros inconvenientes están relacionados con la postura de trabajo. Diversos estudios afirman que para el embarazo la postura laboral más adecuada es la postura sedente, ya que el mantenimiento en bipedestación es causa de pérdidas de sangre sobre todo en los primeros meses de gestación, reducción de peso en el recién nacido/a, incremento del riesgo de mortalidad del recién nacido/a en el parto, o
de otros trastornos.




Si el diseño ergonómico del puesto no está prediseñado para la situación de un embarazo, y la trabajadora se encuentra que tiene que realizar esfuerzos y posturas forzadas
debido a sus modificaciones de volumen del abdomen, de sus movimientos, y de su sobrepeso, sobre todo si es un embarazo múltiple. Estas circunstancias predisponen a una situación de fatiga superior.
Una de las patologías laborales de la embarazada más frecuente debida a sobreesfuerzos es la lumbalgia, cuya reduce especialmente en el tercer trimestre del embarazo.
Diversos estudios exponen una relación entre el estrés laboral y sus efectos en la embarazada, como la predisposición a abortos, partos prematuros, niños/as de bajo peso, y otros efectos. Merecen interés, especialmente, los efectos de los trabajos a turnos sobre la embarazada ya que se combinan elementos de fatiga laboral con los debidos a la alteración del biorritmo o ritmo sueño/vigilia, donde también interviene un mecanismo de fatiga.

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